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FACTORES ASOCIADOS A LA PERMANENCIA DE LA MUJER MALTRATADA EN EL HOGAR


CARACTERÍSTICAS CONTEXTUALES



VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS



  • Dependencia económica 
  • Aislamiento familiar y social 
  • Hijos pequeños a su cargo 
  • Aceptación de los consejos de personas significativas sobre la conveniencia de aguantar al agresor 

ACCESO A RECURSOS COMUNITARIOS

  • Ausencia de alternativas reales sobre alojamiento, empleo, servicios sociales y psicológicos de ayuda 
  • Desconocimiento de los recursos existentes 

GRAVEDAD DE LAS CONDUCTAS VIOLENTAS

  • Moderada frecuencia e intensidad del maltrato 
  • Elevada gravedad del maltrato

CARACTERÍSTICAS DE LAS MUJERES MALTRATADAS

 
ASPECTOS COGNITIVOS Y EMOCIONALES

  • Enamoramiento intenso 
  • Dependencia emocional 
  • Creencias y errores atribucionales sobre posibilidad de salir sola adelante 
  • Creencias culturales y religiosas sobre la necesidad de permanecer unidos 
  • Miedo extremo a abandonarle 


CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD

  • Baja autoestima 
  • Sentimientos de culpa por la existencia de violencia 
  • Bajo nivel de asertividad 



REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS EN LA VÍCTIMA

  • Sentimientos de indefensión y desesperanza 
  • Ansiedad excesiva 
  • Elevado grado de afectación del maltrato en su vida cotidiana 
 

CARACTERÍSTICAS DE LOS AGRESORES


PERSONALIDAD

  • Dependencia emocional 
  • Características antisociales de personalidad 
  • Agresor de alto riesgo (niveles de violencia graves, profiere amenazas de muerte) 

CONDUCTAS ESPECÍFICAS DE MANIPULACIÓN Y MALTRATO

  • Pide perdón y jura que no volverá a suceder 
  • Se presenta con un estado de ánimo deprimido y amenaza con suicidarse si ella le abandona 
  • Amenaza a la víctima con graves consecuencias si es abandonado 




FASES DEL MALTRATO Y RESPUESTA EMOCIONAL

La violencia doméstica es una conducta de carácter crónico que tiende a incrementarse en frecuencia e intensidad. Por ello, la mujer maltratada intenta activamente superar su situación. Muchas, al inicio de la violencia optan por separarse, pero muchas otras permanecen con su agresor.

Al igual que las fases del maltrato van variando hacia una intensificación, la respuesta emocional de la víctima también varía:

FASE DE INICIO Y REITERACIÓN DEL MALTRATO

Al comienzo de la relación, si el maltrato surge de forma sutil e incluso imperceptible para la víctima (gestos aislados de desprecio, frecuentes desvalorizaciones, conductas de control excesivo), la víctima lo puede considerar algo normal dentro de la vida de pareja. Este fenómeno se llama fenómeno de acomodación al maltrato y la víctima, desde una perspectiva cognitiva niega o minimiza los malos tratos que sufre así como la victimización, restándole importancia.

Si la violencia se plantea desde un principio de forma explicita, uno de los factores que puede contribuir a que la mujer permanezca con el agresor es la esperanza de que si ella se sacrifica y esfuerza, logrará una relación armoniosa con la pareja. Este esfuerzo, que nunca resulta eficaz es el aspecto central de la teoría de la trampa psicológica. En estas circunstancias la mujer atiende de forma selectiva a los aspectos positivos de su pareja para justificar su comportamiento violento, e incluso se considera en cierto modo responsable de la ira de su pareja.

La víctima en esta fase presenta un acostumbramiento progresivo al maltrato y la esperanza y deseo de que cese el maltrato

 

FASE DE INTERMITENCIA ENTRE EL BUEN Y EL MAL TRATO


Una vez establecida la violencia crónica, entremezclada habitualmente con arrepentimiento y ternura, puede producirse en la víctima una situación de dependencia emocional: el apego paradójico. En este caso la intermitencia entre el buen y el mal trato lleva a la víctima a considerar que debe seguir luchando para que su pareja cambie, y puede sobrevalorar la posibilidad de que este cambio ocurra. En esta fase puede seguir culpándose por provocar la ira o por no saber tratar a su pareja. En la víctima aparecen diversos síntomas psicopatológicos y estrategias de afrontamiento inadecuadas (abuso de fármacos, consumo de alcohol, aislamiento social y familiar)

Presencia de psicopatología, dependencia emocional y probable abuso de sustancias


FASE DE MANTENIMIENTO INTERMITENTE DURANTE AÑOS


Ya, cuando la víctima se siente muy mal y se da cuenta de que la violencia continuará e incluso es cada vez más intensa, ve la situación como incontrolable: ha perdido la esperanza en el cambio y desconfía incluso en su propia capacidad para abandonar la relación. Siente desesperanza e indefensión, con lo que se producen síntomas de depresión, baja autoestima, trastornos de estrés, trastorno de estrés postraumático e incluso ideación suicida).

Algunas mujeres continúan "autoengañándose", y achacando la violencia de su pareja al estrés laboral, consumo de alcohol, dificultades con la educación de los hijos, o "sus prontos". Igualmente la víctima se centra en los aspectos positivos de la stuación: estabilidad económica, disfrutar de periodos de tranquilidad, lo que constituiría una variante del síndrome del emperador

Desesperanza. Resignación y lealtad adaptativa hacia el maltratador