MALTRATO DOMESTICO



"Aunque tu mujer haya cometido
cien faltas,
no la golpees ni con una flor"

Proverbio indio



La violencia de género (VIOGEN) es un fenómeno que ha existido siempre, pero afortunadamente está siendo objeto de atención por parte de la sociedad y las autoridades, de forma que las víctimas puedan salir de la situación de desamparo en la que se encuentran y se sientan arropadas para poder abandonar una vida de malos tratos. 



El maltrato doméstico (físico o verbal), tiene dos focos patológicos: el agresor y la víctima que los ha sufrido. Es muy importante tener en cuenta que toda mujer sometida a malos tratos presenta trastornos propios de una situación de terror mantenida.



QUÉ PIENSA LA MUJER MALTRATADA






El maltrato doméstico es un proceso doloroso con consecuencias psicológicas que se pueden mantener de por vida.

Nadie puede predecir que su pareja se vaya a convertir en un maltratador, y en muchas ocasiones, su comportamiento previo al inicio del maltratato, ha sido tan "encantador" que confunde tanto a la persona maltratada como a su entorno.

Hay que tener en cuenta que el maltrato avanza por una serie de fases, que van unidas a un cambio de la percepción de la situación por parte de la víctima, que se aleja de la realidad, minimizando o negando la situación. A continuación vemos las fases del maltrato:


1ª FASE


NEGACIÓN O MINIMIZACIÓN DEL PROBLEMA: "tenemos nuestros más y nuestros menos, en todas las parejas hay roces".

AUTOENGAÑO Y JUSTIFICACIÓN DE LA CONDUCTA VIOLENTA: "El maltrato es mucho más que recibir de vez en cuando una patada o un empujón, o los insultos, a mi no me pasa lo que a esas mujeres que salen por la tele"

JUSTIFICACIÓN DE LA CONDUCTA VIOLENTA: "Mi pareja es muy pasional y a veces se deja llevar por el enfado. su intención no era hacerme daño sino hacerme ver que tenía razón"

ATENCIÓN SELECTIVA A LOS ASPECTOS POSITIVOS DE LA PAREJA: "Él es mi único apoyo en la vida. Adónde voy a ir con mis hijos y quien me va a querer más que mi pareja"

POR QUÉ PERMANECE LA MUJER CON EL MALTRATADOR

MODELOS TEÓRICOS DE LA PERMANENCIA DE LA MUJER EN LA RELACION DE MALTRATO



FASE DE INICIO Y REITERACIÓN DEL MALTRATO


SÍNDROME DE ACOMODACIÓN AL MALTRATO


Describe el acostumbramiento que supone la situación de violencia mantenida a lo largo de un proceso vital, que llega a percibir la relación violenta como “normal”. Asimismo la mujer puede sentirse paralizada por el trauma físico y psicológico que supone la violencia doméstica.

La escalada lenta y progresiva de la violencia puede impedir que la mujer distinga lo que es normal o no (si sumergimos una rana en agua muy caliente salta rápidamente, pero si la sumergimos en agua fría y vamos calentando el agua gradualmente, muere abrasada, porque se ha ido habituando al dolor y no es capaz de identificar el peligro).

De hecho muchas mujeres no se consideran victimas de violencia negando o minimizando el maltrato al que están sometidas. 

TEORÍA DE LA TRAMPA PSICOLÓGICA

Explica los esfuerzos de muchas mujeres maltratadas para que desaparezca el maltrato. La mujer tiene la esperanza de que el agresor cambie, e incluso se responsabiliza ella del maltrato, realizando muchos esfuerzos para “mejorar” y que el maltrato cese. La creencia de que debe potenciar los aspectos positivos supone que la mujer se responsabilice de la violencia y tenga sentimientos de culpa y baja autoestima cuando sus expectativas de cambio fracasan. En este caso la trampa psicológica indica que cuantos más esfuerzos realice la mujer para que cese el maltrato, más tiempo se mantiene en la relación de maltrato, ya que sigue esforzándose para justificar los esfuerzos realizados y porque sigue luchando para conseguir su objetivo.

INTERMITENCIA ENTRE EL BUEN Y EL MAL TRATO


Esta intermitencia se caracteriza por la impredictibilidad del momento en que se va a producir un episodio de mal trato, lo que puede llevar a la mujer a desarrollar síntomas de dependencia con respecto a esta situación

MODELO DE LA INTERMITENCIA


Según este modelo las respuestas perceptuales de autodevaluación y de idealización del abusador se relacionan con dos rasgos estructurales de la relación de maltrato: la diferencia de poder entre el hombre y la mujer y la intermitencia del maltrato. Esta intermitencia estaría relacionada con el “apego paradójico”. En las relaciones de maltrato, el trato negativo precede al positivo. Finalmente un factor que contribuye a que se genere apego hacia el agresor es el componente extremo de buen y mal trato.

TEORÍA DE LA UNIÓN TRAUMÁTICA

Según estas teorías muchas mujeres maltratadas desarrollan con su agresión una fuerte unión emocional recíproca. La unión traumáticas se refiere al vínculo emocional generado entre dos personas en donde una ejerce el maltrato de forma intermitente y la otra lo sufre. La víctima puede tener actitudes positivas hacia su pareja. En esta unión traumática hay dos factores relevantes: la intermitencia en el maltrato y el desequilibrio de poder en la pareja. De la interacción de ambos factores se deriva la fuerte dependencia emocional entre ambas personas. 

Conforme aumenta el poder del maltratador, disminuye la autoestima de su pareja, por lo que se va acentuando el desequilibrio de poder dentro de la relación. La baja autoestima de la víctima produce una mayor dependencia del maltratador, lo que desemboca en una interdependencia.

Esta teoría da especial relevancia a la intermitencia entre maltrato (físico, psicológico o sexual) y los períodos de trato normal o incluso bueno. Por otra parte, la decisión de abandonar al maltratador, estaría más relacionado con aspectos específicos de la situación de maltrato que con factores socioeconómicos y de personalidad de la víctima. 


TEORÍA DE LONG Y MCNAMARA

Este modelo se basa en conductas observables y en las contingencias de reforzamiento que ocurren en la situación de malos tratos. 

En la relación de maltrato existiría un patrón cíclico de interacción que constaría de cinco fases:

  1. Formación de la tensión
  2. Descarga de la tensión por parte del maltratador
  3. Escape de la víctima
  4. Arrepentimiento del agresor
  5. Vuelta de la víctima a la relación
Una vez que ha finalizado el episodio de maltrato y una vez que el maltratador se arrepiente, la mujer deja de ser maltratada (refuerzo negativo) y recibe comportamientos de ternura por parte del maltratador (refuerzo positivo). Esto significa que la mujer permanecería en la situación por las contingencias de reforzamiento que se establecen según un patrón cíclico que se consolida en el tiempo. Además el maltrato (castigo) aumenta la necesidad de amor por parte de la mujer, que paradójicamente encuentra de forma cíclica en su propia pareja. 

MANTENIMIENTO DEL TRATO INTERMITENTE DURANTE AÑOS


TEORÍA DE LA INDEFENSION APRENDIDA Y DE LAS ATRIBUCIONES CAUSALES


Esta teoría trata de explicar las reacciones psicológicas y conductuales comunes en las víctimas de maltrato. Explica fundamentalmente la aparición de sintomatología depresiva. Estos síntomas se desarrollarían cuando los sujetos están expuestos a situaciones aversivas que perciben como incontrolables, por lo que la víctima se muestra paralizada, pasiva y se siente culpable tras un episodio de maltrato.

Las mujeres maltratadas buscan el motivo de su victimización y el grado de indefensión que sienten, estará en relación con las atribuciones que haga de la situación: si la víctima se atribuye la responsabilidad del maltrato se siente peor que aquella que no se considera responsable de la situación. En concreto, se sentirán peor aquellas mujeres que explican la situación de maltrato en función de atribuciones internas, estables y globales.

Por otra parte, dentro de las mujeres que se atribuyen la responsabilidad, aquellas que consideran que es debido a su carácter (lo que supone algo fijo y estable) tendrán mayores sentimientos de culpa y menor autoestima que aquellas que atribuyen el maltrato a su conducta (que es más fácil de cambiar que el carácter)


EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

Este síndrome tiene su origen en un secuestro ocurrido en la capital sueca en 1973, en el que tras la finalización del secuestro, las personas cautivas se negaron a testificar contra sus secuestradores y pusieron dinero para pagar su defensa legal. Una rehén llegó a enamorarse de uno de sus captores.

Este síndrome tiene en común con el maltrato doméstico, la existencia de una serie de contingencias de reforzamiento y cambios cognitivos .

El carácter impredecible e intermitente del maltrato puede generar en un principio una fuerte dependencia emocional entre el agresor y la víctima. La víctima puede llegar a obsesionarse por tratar excesivamente bien a su pareja para conseguir que el maltratador no sea excesivamente violento con ella. Posteriormente por el carácter impredecible e incontrolable de las situaciones de violencia, la mujer puede entrar en una situación de indefensión, en la que, para salir mentalmente de este estado y adaptarse a la situación traumática que están viviendo, pueden modificar su sistema atribucional, considerando que el maltrato se debe a factores ajenos a la pareja (estrés laboral, problemas económicos, etc), e igualmente la mujer puede realizar una atención selectiva de determinados aspectos incidiendo en las cualidades del maltratador (es buena persona, trabajador, etc).Por otra parte, en los momentos en que no hay maltrato, el arrepentimiento y la ternura por parte del agresor puede hacer que la mujer maltratada niegue u olvide el maltrato del que es objeto. 






FACTORES ASOCIADOS A LA PERMANENCIA DE LA MUJER MALTRATADA EN EL HOGAR


CARACTERÍSTICAS CONTEXTUALES



VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS



  • Dependencia económica 
  • Aislamiento familiar y social 
  • Hijos pequeños a su cargo 
  • Aceptación de los consejos de personas significativas sobre la conveniencia de aguantar al agresor 

ACCESO A RECURSOS COMUNITARIOS

  • Ausencia de alternativas reales sobre alojamiento, empleo, servicios sociales y psicológicos de ayuda 
  • Desconocimiento de los recursos existentes 

GRAVEDAD DE LAS CONDUCTAS VIOLENTAS

  • Moderada frecuencia e intensidad del maltrato 
  • Elevada gravedad del maltrato

CARACTERÍSTICAS DE LAS MUJERES MALTRATADAS

 
ASPECTOS COGNITIVOS Y EMOCIONALES

  • Enamoramiento intenso 
  • Dependencia emocional 
  • Creencias y errores atribucionales sobre posibilidad de salir sola adelante 
  • Creencias culturales y religiosas sobre la necesidad de permanecer unidos 
  • Miedo extremo a abandonarle 


CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD

  • Baja autoestima 
  • Sentimientos de culpa por la existencia de violencia 
  • Bajo nivel de asertividad 



REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS EN LA VÍCTIMA

  • Sentimientos de indefensión y desesperanza 
  • Ansiedad excesiva 
  • Elevado grado de afectación del maltrato en su vida cotidiana 
 

CARACTERÍSTICAS DE LOS AGRESORES


PERSONALIDAD

  • Dependencia emocional 
  • Características antisociales de personalidad 
  • Agresor de alto riesgo (niveles de violencia graves, profiere amenazas de muerte) 

CONDUCTAS ESPECÍFICAS DE MANIPULACIÓN Y MALTRATO

  • Pide perdón y jura que no volverá a suceder 
  • Se presenta con un estado de ánimo deprimido y amenaza con suicidarse si ella le abandona 
  • Amenaza a la víctima con graves consecuencias si es abandonado 




FASES DEL MALTRATO Y RESPUESTA EMOCIONAL

La violencia doméstica es una conducta de carácter crónico que tiende a incrementarse en frecuencia e intensidad. Por ello, la mujer maltratada intenta activamente superar su situación. Muchas, al inicio de la violencia optan por separarse, pero muchas otras permanecen con su agresor.

Al igual que las fases del maltrato van variando hacia una intensificación, la respuesta emocional de la víctima también varía:

FASE DE INICIO Y REITERACIÓN DEL MALTRATO

Al comienzo de la relación, si el maltrato surge de forma sutil e incluso imperceptible para la víctima (gestos aislados de desprecio, frecuentes desvalorizaciones, conductas de control excesivo), la víctima lo puede considerar algo normal dentro de la vida de pareja. Este fenómeno se llama fenómeno de acomodación al maltrato y la víctima, desde una perspectiva cognitiva niega o minimiza los malos tratos que sufre así como la victimización, restándole importancia.

Si la violencia se plantea desde un principio de forma explicita, uno de los factores que puede contribuir a que la mujer permanezca con el agresor es la esperanza de que si ella se sacrifica y esfuerza, logrará una relación armoniosa con la pareja. Este esfuerzo, que nunca resulta eficaz es el aspecto central de la teoría de la trampa psicológica. En estas circunstancias la mujer atiende de forma selectiva a los aspectos positivos de su pareja para justificar su comportamiento violento, e incluso se considera en cierto modo responsable de la ira de su pareja.

La víctima en esta fase presenta un acostumbramiento progresivo al maltrato y la esperanza y deseo de que cese el maltrato

 

FASE DE INTERMITENCIA ENTRE EL BUEN Y EL MAL TRATO


Una vez establecida la violencia crónica, entremezclada habitualmente con arrepentimiento y ternura, puede producirse en la víctima una situación de dependencia emocional: el apego paradójico. En este caso la intermitencia entre el buen y el mal trato lleva a la víctima a considerar que debe seguir luchando para que su pareja cambie, y puede sobrevalorar la posibilidad de que este cambio ocurra. En esta fase puede seguir culpándose por provocar la ira o por no saber tratar a su pareja. En la víctima aparecen diversos síntomas psicopatológicos y estrategias de afrontamiento inadecuadas (abuso de fármacos, consumo de alcohol, aislamiento social y familiar)

Presencia de psicopatología, dependencia emocional y probable abuso de sustancias


FASE DE MANTENIMIENTO INTERMITENTE DURANTE AÑOS


Ya, cuando la víctima se siente muy mal y se da cuenta de que la violencia continuará e incluso es cada vez más intensa, ve la situación como incontrolable: ha perdido la esperanza en el cambio y desconfía incluso en su propia capacidad para abandonar la relación. Siente desesperanza e indefensión, con lo que se producen síntomas de depresión, baja autoestima, trastornos de estrés, trastorno de estrés postraumático e incluso ideación suicida).

Algunas mujeres continúan "autoengañándose", y achacando la violencia de su pareja al estrés laboral, consumo de alcohol, dificultades con la educación de los hijos, o "sus prontos". Igualmente la víctima se centra en los aspectos positivos de la stuación: estabilidad económica, disfrutar de periodos de tranquilidad, lo que constituiría una variante del síndrome del emperador

Desesperanza. Resignación y lealtad adaptativa hacia el maltratador

DISTORSIONES COGNITIVAS SEGÚN LA FASE DEL MALTRATO

1.ª Fase
 Negación o minimización del
problema
«Tenemos nuestros más y nuestros menos». «En todas las parejas hay roces».

Autoengaño y negación
de su victimización
«El maltrato es mucho más que recibir de vez en cuando alguna patada, empujones o insultos». «Yo no soy una de esas mujeres maltratadas como las que salen en la tele».

Justificación
de la conducta violenta
«Mi pareja es muy pasional y a veces se deja llevar por el enfado». «Su intención no era golpearme; sólo quería hacerme ver que tenía razón».
Atención selectiva a los
     aspectos positivos de su pareja

«Él es mi único apoyo en la vida». «¡Adónde voy a ir con mis dos hijos y quién me va a querer más que mi marido!».


2.ª Fase

     sobrevaloración de la esperanza
De cambio en su pareja
«Con el tiempo cambiará; hay que darle tiempo». «Algún día cambiará porque en el fondo es buena persona». «Cuando nazca nuestro hijo, se tranquilizará».

Sentimientos de culpa
«¡Me lo tengo merecido!». «¡Seguramente no soy todo lo buena esposa que debiera!». «¡Alguna vez me ha dicho que lo provoqué!, ¿será cierto?». «¡La culpa es mía por haberme casado con él!».


3.ª Fase


      Justificación de la permanencia
en la relación y dependencia emocional
«Por un momento malo no vamos a separarnos y tirar por la borda cinco años de vida en común». «Si dejo a mi marido, ¿qué será de él?, ¿qué será de nuestros hijos?, ¿qué será de mí?». «El matrimonio conlleva sacrificio y
esfuerzo». «El amor lo puede todo». Si no fuera violento, sería el marido ideal». «Sigo con él porque es el amor de mi vida». «Lo que yo quiero es queusted le diga que no me vuelva a pegar».


Resignación
«¡Qué le vamos a hacer!; la vida es así y yo elegí casarme con él». «Mi única alternativa es seguir con él; no tengo otra opción». ¡Aunque me pegue, es mi marido y debo obedecerle y cuidar de él. «Mi marido pierde el control cuando bebe».

CARACTERÍSTICAS DEL HOMBRE POTENCIALMENTE VIOLENTO EN EL HOGAR



cómo es el hombre potencialmente maltratador



-Historia de maltrato doméstico en la infancia

-Distorsiones cognitivas sobre:

los roles sexuales y la inferioridad de la mujer 
la legitimación de la violencia como forma válida de resolver conflictos

- Estrategias cognitivas empleadas para eximirse de la responsabilidad de la violencia ejercida:

Negación, olvido o minimización del maltrato
Atribución de la violencia a la mujer, a factores personales o a factores externos

- Historial psiquiátrico

  • Alcoholismo
  • Trastornos emocionales
  • Celos patológicos
  • Baja autoestima
  • Alto grado de inadaptación
- Problemas en las relaciones interpersonales
  • Déficit en asertividad y habilidades de comunicación
  • Déficit en resolución de problemas

- Dificultades de control de la ira
  • Se irrita fácilmente cuando se le ponen límites
  • No controla sus impulsos violentos
  • Comete actos de violencia y rompe cosas cuando se enfada
  • Es violento con su pareja y a veces con otras personas

REACCIONES EMOCIONALES DE NIÑOS EXPUESTOS A VIOLENCIA INTERPARENTAL

EFECTOS DIRECTOS DE LA EXPOSICIÓN A LA VIOLENCIA


Los estudios muestran que los niños expuestos a violencia conyugal presentaban problemas de internalización (ansiedad, depresión, miedos) o de externalización (rabia, agresividad, fugas de casa). Estos problemas afectan a su capacidad de empatía, de interpretación de relaciones sociales, el establecimiento de relaciones interpersonales, resolución académica, e igualmente afecta a sus estudios y su integración social.


Los niños que viven en una situación de violencia familiar a menudo no hablan sobre ello y sólo puede ser detectada esta dinámica por síntomas muy sutiles. Estas respuestas de los niños se clasifican en tres áreas:


a) respuestas y actitudes acerca de la resolución del conflicto

b) transferencia de responsabilidad por la violencia

c) conocimiento y competencias para poderse confrontar con los incidentes violentos. 

Los niños que crecen en familias violentas aprenden a resolver los conflictos utilizando la violencia, considerando la violencia como una forma efectiva de mantener el control y el poder.

Estos niños pueden asumir una responsabilidad exagerada, creyendo que su comportamiento es el responsable de los conflictos parentales o que deben prevenir la violencia distrayendo al ofensor y protegiendo a la víctima

 

REACCIONES EMOCIONALES DEL NIÑO MALTRATADO


En los niños más pequeños, las consecuencias de la exposición al conflicto intraparental puede producirse en agresividad, ansiedad, baja autoestima, confusión, culpa, depresión, inseguridad, aislamiento, reacciones de evitación y vergüenza.

Muchos de los problemas emocionales de estos niños están relacionados al código de silencio impuesto, que dicta que el abuso no puede ser relevado a personas ajenas a la familia. Una de las reacciones comunes es la vergüenza por el secreto. Por esta razón no suelen traer amigos a casa y se muestran confusos al ver lo diferentes que son a vida de sus compañeros, haciéndoles sentir desprotegidos. Algunos mantienen la fantasía de que alguien descubra la situación y les salve.

El niño puede sentirse responsable de la seguridad de su madre, adaptando su vida para protegerla, es por ello que a veces reciben el diagnóstico de "fobia escolar", ya que no quieren dejar solas a sus madres.

La imprevisiblidad de los episodios violentos hace que el niño experimente ansiedad y miedo hacia el siguiente. Los niños más pequeños pueden no querer separarse de sus padres y muchos de ellos tienen innumerables miedos: a la oscuridad a dormir solo, miedo a las armas, a perder el control, etc. La inseguridad sentida perjudica la regulación de sus emociones por lo que tienen elevados niveles de reactividad emocional lo que les ocasiona dormir sobresaltados, en estado de alerta. 

La ambivalencia de sentimientos hacia los progenitores, hace que algunos puedan echar en falta a su padre y preocuparse por su bienestar, al tiempo que sienten miedo de él. Con la entrada en la adolescencia, la mezcla de sentimientos por la madre es algo que les perturba, pueden sentir simpatía y apoyo, pero se sienten resentidos y no las respetan debido a las elecciones que éstas tomaron en el pasado. 

La experiencia de exposición a la violencia afecta a la autoestima del niño y su confianza en el futuro y en los otros. Por otro lado el aislamientos de muchos de estos niños, como estrategia del ofensor para evitar el conocimiento de la situación, disminuye las oportunidades de desarrollar sus intereses extracurriculares y amistades fuera del sistema familiar.